En el siglo XVI se consideraban un producto de lujo en Centroeuropa y su perfume era sinónimo de exotismo. En el Renacimiento proliferaban en las decoraciones de jardines y objetos de porcelana.
Como frutas exclusivas, aparecían en retratos masculinos reflejando el saber y la sofisticación; en los femeninos, la virtud y la fidelidad. Junto a los niños, la presencia de limones aludía al crecimiento y a la maduración intelectual.
También hay muestras de su importancia como ornamento funerario (comparando la amargura del limón a la de la muerte), símbolo religioso en el antiguo testamento, o la relación con el consumo que se fue gestando a principios del siglo XX, cuando las naranjas y los limones empezaron a comercializarse a gran escala y se extendieron como motivo de envoltorios y cartelería.
No tiene Pasa Cadena, no es dije
En el siglo XVI se consideraban un producto de lujo en Centroeuropa y su perfume era sinónimo de exotismo. En el Renacimiento proliferaban en las decoraciones de jardines y objetos de porcelana.
Como frutas exclusivas, aparecían en retratos masculinos reflejando el saber y la sofisticación; en los femeninos, la virtud y la fidelidad. Junto a los niños, la presencia de limones aludía al crecimiento y a la maduración intelectual.
También hay muestras de su importancia como ornamento funerario (comparando la amargura del limón a la de la muerte), símbolo religioso en el antiguo testamento, o la relación con el consumo que se fue gestando a principios del siglo XX, cuando las naranjas y los limones empezaron a comercializarse a gran escala y se extendieron como motivo de envoltorios y cartelería.
No tiene Pasa Cadena, no es dije